Escribir, está más que comprobado, es una efectiva herramienta terapéutica. Nos ayuda a plasmar nuestros deseos y sueños, y también a vaciar nuestros miedos y angustias.

Si es así, ¿por que no lo hacemos más a menudo? Deberíamos introducirlo como un hábito sano y saludable en nuestra vida, y empezar cuanto antes, así se convertirá en un acto hecho inconscientemente.

Escribir, leer y guardar o sin releer, directamente romper, no hay reglas, o mejor dicho, las pones tú. Sin presiones, el único objetivo es poner en el papel lo que se te pase por la cabeza y el corazón.

Hay infinidad de opciones, y para empezar elige la que más te provoque:

  • Diario de gratitud, donde expresamos todo aquello por lo que estamos agradecidos, nos puede venir genial para levantarnos la moral cuando nos parezca que se nos cae todo encima.
  • Diario de sueños y objetivos donde plasmamos aquello que queremos que se cumpla, no hay que olvidar que deben ir acompañadas de un plan de trabajo y estrategia para llegar a ellos.
  • Las páginas matutinas, escribir según nos levantamos lo primero que se nos pasa por la cabeza, da igual si repetimos la misma frase doscientas veces, si es lo que tu mente te repite una y otra vez.
  • Cartas dirigidas a aquellas personas a las cuales no podemos decírselo directamente a la cara, porque ya no están o porque no nos apetece…
  • Cartas de amor, esos sentimientos tan fuertes, dramáticos y turbulentos, que releídas años más tarde provocan sonrisas y hormigueos.
  • Incluso cartas a mi yo del pasado y mi yo del futuro…

Ahora con cariño elige un cuaderno o bloc de notas, bolígrafo o lápiz.

Y con las herramientas ya disponibles escoge el momento del día (15-20 minutos) en los que sepas que vas a disponer de un poquito de tranquilidad.

Si te hace falta, ponte una alarma en el móvil, para inmediatamente después, ponerlo en modo avión, y lápiz en mano como cual varita mágica escribe tu historia y tus pensamientos.

¡Bye! y seguimos Súper Bien y Mejorando